Quisiera ser
mariposa arco iris
para posarme en tus labios
cada día,
cada noche
y siempre.
Es a ti a quien amo,
estrella que alumbra mi camino
y sin ti,
me siento perdida.
Nosotras,
mujeres amantes,
mujeres de fuego,
galopamos hasta la llegada del alba
con pasion a chorros.
Nosotras,
soñamos y sentimos
el amor ya posible,
amor incomprendido
y siempre vivo,
un amor
entre todos los amores.
El amor llegó
cuando menos lo esparaba,
cuando mi corazón
rezumaba tristeza
y las lágrimas
se apiñaban en mis ojos.
Fue el miedo,
el viejo miedo
de tantos años,
quien se fue clavando en mi carne,
día tras día, noche tras noche.
Sí, fue el miedo,
el miedo a la chusma
hipócrita, cínica,
insensible y cobarde.
Hoy, con paso firme,
me asomo a la ventana del mundo
y me pongo a gritar:
¡Soy mujer, muy mujer
y me siento feliz
amando a otra mujer!
¡Oh, amada mía!
Ya me siento liberada
para decirte lo que siento
sin temor ni tapujos.
Nada, ni nadie,
cortará mis alas
ni los lindes de mi boca
cuando te diga te amo.
A ti, mujer,
mujer hermosa
entre todas las mujeres.
A ti, mujer amada
y siempre mía,
yo, que también lo soy,
estallo de pasión
cuando beso tus labios,
cada día, cada noche,
cada segundo
cuando estoy contigo.
Sí, amor mío,
tú y sólo tú,
serás la estrella
que brillará siempre
en el cielo de mi corazón.
A ti y sólo a ti,
te amaré más allá de todo,
hasta el último
segundo de mi vida.