FUE EL MIEDO
El amor llegó
cuando menos lo esparaba,
cuando mi corazón
rezumaba tristeza
y las lágrimas
se apiñaban en mis ojos.
Fue el miedo,
el viejo miedo
de tantos años,
quien se fue clavando en mi carne,
día tras día, noche tras noche.
Sí, fue el miedo,
el miedo a la chusma
hipócrita, cínica,
insensible y cobarde.
Hoy, con paso firme,
me asomo a la ventana del mundo
y me pongo a gritar:
¡Soy mujer, muy mujer
y me siento feliz
amando a otra mujer!
0 comentarios